miércoles, 27 de abril de 2011

Su sonrisa.

Cuánto hecho de menos esa sonrisa. Querría sentir todo eso y mucho más. Ni siquiera el peor de los dolores físicos puede compararse con el que siente en estos momentos mi corazón. El absurdo de ese vacío neumático, la ausencia total de todo, como respirar en un mundo sin aire, como beber de un vaso vacío, como tirarse a una piscina sin agua, el silencio de las profundidades marinas, la ausencia de cualquier sonido, como si el mundo se hubiera partido por la mitad, y, de repente, esa sonrisa robada, impresa, crucificada, disecada o inanimada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario