jueves, 23 de junio de 2011

La melodía a capela del latido de sus corazones.

-Adelante-diría ella, una vez que ambos se hubieran instalado bajo el hueco de las escaleras. Desde el gimnasio, la machacona música inundaría el pasillo desierto y trataría de engatusarlos para que regresaran a la pista de baile. Pero resistirían la tentación, optando en cambio por la melodía a capela del latido de sus corazones-.Límpiame la mejilla-añadiría.
Él frotaría con los dedos (con las uñas pintadas de negro) el áspero tejido de la toallita y lo consideraría demasiado abrasivo para el tierno cutis de ella. Pero ella insistiría. Y él acataría sus deseos.
Su tacto cariñoso le provocaría una lágrima a ella.
El descubrimiento de la piel verde menta le provocaría una lágrima a él.
-¿Por qué no me lo dijiste?-preguntaría.
Ella, avergonzada, bajaría la mirada.
-¿Estás loco, o qué?
-Sí.
Otra lágrima.
Después de secarla, él levantaría la barbilla de ella con el dedo y declararía:
-Estoy loco por ti.
Un apasionado beso de los que cambian la vida vendría a continuación. Acto seguido, entrarían en el gimnasio para un último baile y saldrían con el premio a la pareja mejor disfrazada. El amor de ambos florecía durante la cena en el barco. Y al poco tiempo, él empezaría a lucir la cara de ella en sus camisetas. La belleza natural de ella atraería a millones de personas, incluso a la señora Mathis. Antes de Navidad, habría una línea de ropa llamada Frankie...Las empresas de juguetes fabricarían muñecas Frankie...Los Lacasitos serían únicamente de color verde...

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